En Venezuela sabemos que la economía informal no
significa más desarrollo económico, pero sí, más anarquía, desorden urbano y
evasión fiscal. Sin embargo, cada vez más familias hacen de estas actividades
su fuente de subsistencia, sin recibir respuestas oficiales que alivien las
condiciones de precariedad que enfrentan en las calles.
Es el caso de El Vigía, capital del municipio
Alberto Adriani de la zona Panamericana del Estado Mérida, cuyo centro
histórico y comercial se convirtió en un espacio anárquico y peligroso donde
reina el "sálvese quien pueda".
Sin control de tránsito, excesiva circulación de motos y cada vez más buhoneros ocupando aceras y calles, hay momentos en los que resulta imposible transitar y desenvolverse con seguridad. La actividad informal ahoga también a los comercios establecidos quienes terminan con sus accesos y fachadas bloqueadas. /LRD