Buscando la definición más simple y sencilla del
término “entelequia”, me encuentro con que es: “Cosa, persona o situación
perfecta e ideal que solo existe en la imaginación”, de allí la calificación
que hago de lo que conocemos como Colegio Nacional de Periodistas – CNP.
Adjudico este término a esta organización ya que, aun
poseyendo un marco legal que la ampara, su accionar es una ficción que no se
concreta en lo que para muchos profesionales universitarios, debería ser como
un elemento orgánico de agrupación.
En el caso particular del estado Mérida, el CNP es aún
más simbólica esa “entelequia” que ha
configurado un nombre para el “chantaje” y la manipulación a partir de una
forma muy particular de quien lo ha dirigido por muchos años, y ha marcado así
un ejemplo erróneo de cómo debe ser un gremio profesional.
El CNP de Mérida cabalga en uno de sus mayores méritos
simplistas, entre ellos la organización de actividades deportivas, y una que
otra postura ante problemas de índole salarial, pero no hay un plan de
verdadero de engrandecimiento de la profesión, y mucho menos una contribución
al crecimiento y desarrollo de los medios de comunicación, en el entendido que
trascienda lo meramente informativo, para proponer una acción educativa y
transformadora de lo social.
El CNP de Mérida, se ha convertido incluso en una
trinchera política fijando posturas personales de uno que otro directivo que se
esconde en la pseudo legalidad para esgrimir la vocería de un grupo de
afiliados que no necesariamente están de acuerdo; pero como el que calla
otorga, cuántos tendrán que asumir su culpa.
Pero lo que más habría que analizar y hasta criticar, es
que muchas personas, organizaciones e instituciones del gobierno, se dejen
chantajear por esa entelequia llamada CNP, la cual incluso impone normas, por
ejemplo: que para participar de un premio regional de periodismo (que es
promovido por el gobierno) el CNP imponga que los aspirantes deben tener carnet
del CNP, estar “subordinados” a un medio, y estar solventes con el gremio, y lo
peor es que hasta imponga el jurado.
Rendirse ante la postura de una entelequia, y temerle
a “un loco en la oscuridad”, es el colmo de la mediocridad, y quien se ubique
en una postura de gobierno y no sea capaz de ejercer el poder, más lamentable
es su función.
El debate seguirá abierto para quienes deseen
confrontar mi postura, pero eso sí, que tengan título universitario con el que
yo poseo desde 1989, egresado de la Primera promoción de la Universidad
“Cecilio Acosta”, ya que “águila no caza moscas”.
Lcdo. Giovanni Barboza
/ CNP 6640 / giovannibar@gmail.com