Por
Eduardo Ruette* / @eruette
Aquella
clase media venezolana, que fue pujante y sostenía a este país funcionando, ha
sido casi que borrada de un plumazo.
Los
profesionales y técnicos en Venezuela han sido arruinados tras el desastre
económico en que el chavismo metió a Venezuela. la destrucción de una buena
parte del sector privado, de la industria petrolera y todo el daño sufrido en
las instituciones públicas, han dejado un país caótico. Según los economistas y
analistas, la pobreza general supera el 80% y la pobreza extrema está en 50%.
Aquella
clase media venezolana, que fue pujante y sostenía a este país funcionando, ha
sido casi que borrada de un plumazo. Quedan profesionales y técnicos, pero que
ahora forman parte de esos ejércitos de trabajadores informales o esa suerte de
vendedores de todo tipo productos, para poder sobrevivir.
Se
ha perdido la especialización de la mano de obra. Nuestros médicos, maestros y
profesores, han sido destrozados, sus vidas y hogares son insostenibles, al
punto que ni para un par de zapatos ahora ganan lo suficiente. Todo este
desastre es producto del daño económico contra Venezuela, de los excesivos
controles y las expropiaciones.
El
Estado se ha quedado sin los ingresos suficientes para mantener ni siquiera al
sector público en perfecto funcionamiento. Hasta el clientelismo político de
los dirigentes del PSUV ha caído tanto, que aquellos tiempos de dar
apartamentos, carros, neveras y cargos en la administración pública, han
quedado atrás y han sido substituidos por una mortadela. Sí, una mortadela llevada
en carretillas, casa por casa.
Como
secretario de Profesionales y Técnicos de Acción Democrática (AD) en el
municipio Libertador en Mérida, recientemente se juramentó el buró político del
que esperamos surjan propuestas con el propósito de la corrección de todo este
daño.
El
llamado es a superar las diferencias de criterios, a que se mantenga una lucha
firme y recta con objetivos concretos y alcanzables. No es menos cierto que
todo el tránsito es un campo minado, plagado de trampas, terror, persecución,
agresiones de todo tipo. Es el momento de comenzar a pensar por un país viable,
sostenible, para producir el milagro de la recuperación.
Nuestros
técnicos y profesionales siguen en Venezuela, la enorme mayoría. Allí está esa
mano de obra calificada, capaz y ha sido resistente a toda esta descomposición.
Seamos quienes comencemos a forjar un nuevo destino, comencemos por el
entendimiento y sigamos buscando puntos de encuentros.