Recuerdo, con el desafío de recordar las cosas ingratas, que cuando entré a la sede del Poder Ejecutivo Municipal, con un pequeño equipo de hombres y mujeres de Mérida, encontré un vacío enorme, un silencio fútil, un frío absoluto. No había nada. El contenido de las computadoras había desaparecido de sus escritorios grises quedando solo las carcasas del recuerdo tecnológico, las sillas se amontaban derruidas en rincones polvorientos. La información del Municipio y de sus contribuyentes no existía y, en medio de aquel paisaje, los trabajadores miraban al grupo de funcionarios con el asombro que marca la sorpresa de iniciar una gestión en medio del caos.
En efecto: En medio del caos.
Asumimos de forma inmediata el reto de la reconstrucción municipal. Diseñamos jornadas largas de recuperación del espacio físico, hecho que no ha culminado; precisamos desinfectar de corruptos quienes habían tomado los servicios por asalto ruin; y encomendamos a Dios el ejercicio de un trabajo honesto y pulcro, sano.
El manejo del servicio de aseo urbano domiciliario pretendió seguir con los vicios hamponiles aprendidos en el pasado. Los enfrentamos, sacamos a quienes negociaban rutas y viajes a costa de la salud de los merideños, y pese a la dificultad que tuvimos para desarrollar la recolección de los residuos y desechos sólidos, perecederos y no perecederos, emprendimos la labor con amenazas que no cesaban. Fue duro ese inicio. Recuerdo un 24 de diciembre recolectando “basura” hasta casi las 12 de la noche; o un 1° de enero trabajando, con nuestros funcionarios, ante la enorme suciedad que tenía Mérida en cada uno de sus espacios.
No nos detuvimos. Amigos y dueños de camiones volteos nos ayudaron pues se habían desaparecido nueve (9) camiones compactadores que estaban en las actas, pero en la realidad no se encontraron. Hicimos los cambios legales necesarios. Presentamos y se publicó el Reglamento Orgánico de Creación el cual fue publicado en Gaceta Oficial Municipal de número extraordinario de fecha 23 de noviembre de 2018, ente que sustituyó al Instituto Autónomo Municipal para el Manejo Integral de los Residuos y Desechos Sólidos (Inammired), instancia fracasada de otras administraciones municipales. Ordenamos la casa.
El Gobierno Regional entregó, en comodato, nueve (9) camiones compactadores en estado deplorable, “chatarra”, a los cuales les dimos vida y siete (7) de ellos los colocamos operativos, luego compramos dos (2) “0” kilómetro con recursos propios y ya con nueve (9) camiones diseñamos 28 rutas para emprender, de forma orquestada, la labor de limpieza de todo el Municipio, Fue una tarea enorme.
Puedo decir que durante el mes de enero de 2019 recolectamos 200 toneladas de residuos y desechos sólidos, perecederos y no perecederos, y ya para el año 2020 la cifra la aumentamos a un mil 630 toneladas.
Las calles con montañas de “basura” están limpias, los animales que hurgaban los desechos desaparecieron, Mérida brilla gracias a esta labor de Sergidesol, instancia desconcentrada de la Alcaldía del municipio Libertador, que se une al esfuerzo comenzado por aquel puño de hombres y mujeres que entraron a mi lado aquella mañana del mes de diciembre del año 2017.
No estamos satisfechos, quiero decirles con honestidad. Sabemos que falta pero tenemos la virtud de vivir en Mérida, con merideños que se unen, en convite, para participar en la recuperación de la ciudad.
Hoy le presentamos un logro del compromiso asumido con ustedes: Tenemos ya la ciudad más limpia de Venezuela. Una ciudad saludable donde todos podemos volver a respirar aire puro.
Mérida, en la cuarentena del mes de mayo de 2020