Por:
Niloha Ivanis Delgado Tovar.
Las mujeres
revolucionarias venezolanas nos enorgullecemos de celebrar por todo el país el
aniversario del nacimiento de Juana Ramírez reconocida como “La
Avanzadora”. Gracias a su valentía y
arrojo se convirtió en heroína de la guerra de independencia y llegó a ser lídereza
en las unidades militares del ejército patriota.
Fue una mujer que
rompió paradigmas y supero obstáculos que parecían infranqueables debido a su
origen, en una época en la que el rol protagónico era vedado para ella.
Juana nació el 12 de Enero de
1790 en el poblado de
Chaguaramal, Estado Monagas, hija de Guadalupe, una esclava africana y de un
terrateniente. Fue liberada y criada bajo la tutela de doña Teresa Ramírez de
Valderrama, quien la protegió, la educó y le dio su apellido, lo que marco el
destino de una joven que haría la diferencia.
Al crecer ella supo mirar con atención a su alrededor y se
desconcertaba con la opresión de los
esclavos. Descubrió quién era el opresor y lo que hacían los amos
españoles y criollos para explotar a la servidumbre.
Juana entendió
que para vencer la tiranía debía estudiar el funcionamiento de las armas y
conocer las estrategias de lucha. Su devoción a la causa independentista, su
deseo de libertad la hicieron protagonista en la defensa de Maturín cuando la
ciudad fue atacada por el ejército de Domingo Monteverde el 25 de mayo de 1813.
Un grupo de mujeres bajo su mando atacaron ferozmente al enemigo español hasta
hacerlo rendir.
«La Avanzadora»
falleció a los 66 años de edad en 1856. Y aún después de su muerte siguió
rompiendo paradigmas. La historia oficial, que conocíamos hasta hace poco
tiempo, machista y recalcitrante, quiso enterrar con el cuerpo de Juana su heroísmo.
Era mal visto que una mujer negra se levantara en armas; pésimo ejemplo para
las futuras generaciones de mujeres sumisas. Contra todo pronóstico la memoria
de Juana Ramírez perduró y la Revolución Bolivariana la liberó del oscurantismo
para darle el sitio que le corresponde, llevándola donde reposan los héroes y
heroínas de la Patria: al Panteón Nacional.
Juana nos
demostró que la vida aparentemente simple de una mujer puede transformarse en
ejemplo enriquecedor -y sin proponérselo- llegar a ser grande, a perdurar en la
memoria colectiva de esa historia que nos pertenece. VENCEREMOS!
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