Por Carlos Guillermo Cárdenas D.
Buen amigo, buen compañero. Leal social cristiano. Hizo de la política un monumento a la lealtad y al pensamiento humanístico. Entendido el humanismo como la promocion y exaltación del valor humano.
Nos apoyó en las luchas universitarias. Las compartió y promovió el diálogo amplio y constructivo.
No desvaneció ante la adversidad ni ante derrota. Su perseverancia en la lucha fue un signo de su ciclo vital.
Lo conocimos cuando llegó a estas tierras desde las no lejanas montañas trujillanas a seguir los estudios universitarios. Su inclinación por las ciencias jurídicas le llevó a comprender mejor el quehacer de la condición de militante de la estructura partidista. Aunque las primeras luchas las comenzó en la secundaria, fue en la universidad donde se moldeó como militante y dirigente político.
Compartió a nuestro lado el afán de enrumbar a la institución universitaria por caminos de excelencia y promoción a la participación en el acontecer nacional. Nos consultó sobre las políticas dentro de la institución universitaria cuando presidió la dirección regional social cristiana. Su respeto por la institución fue un signo de su desempeño como dirigente regional.
Nuestro vínculo se consolidó con sus visita a mi casa con motivo de sus retornos a Mérida. Eduardo Fernández, Ramón Guillermo Aveledo y Abdón Vivas Terán fueron visitas acogidas en nuestro hogar. En la última nos comentó el deseo de volver a radicarse en la ciudad serrana.
Una afección crónica agudizó su estado de salud al punto que sus fuerzas físicas y sus funciones congnitivas limitaron en estremo las actividades ordinarias. Su deceso era esperado en cualquier tiempo y circunstancia dado el grado de deterioro de su condición vital. Tal vez no la esperabamos tan prematura. El señor lo llamó a su lado para transitar la vida eterna.
Había alcanzado dentro de la organización partidistas que militó la máxima prominencia política, pero nunca se desvinculó de su qurerencia por las tierras andinas.
A esta hora de dolor para la familia socialcristiana merideña, invoco la voluntad suprema por la paz eterna de nuestro compañero Jesús Alberto. Allá en las entrañas de la eternidad, donde después de cumpllir una misión en esta tierra de gracia, nos queda el consuelo de la más larga de todas, la vida eterna, donde nos reuniremos un día mas cercano o mas lejano, el camino más seguro e irrevocable encomendado.
Para la familia la solidaridad y comprensión, para Cecilia, luchadora incansable también del ideal socialcritiano, va nuestro abrazo con el sentimiento mas profundo de reconocimiento por la labor cumplida al lado de Jesús Alberto. Para sus hijos tambien nuestro abrazo solidario y afectuoso. Para la gran familia socialcristiana local y regional, merideña y nacional, izemos a media asta la bandera de la esperanza, en señal de duelo y respeto hacia quien toma el camino eterno.
Se ha marchado un valor de la democracia cristiana.
Paz a sus restos.
Mérida, 08 de junio de 2024