Las Américas es la única región del mundo donde la mortalidad por suicidio ha ido en aumento desde el año 2000. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la tasa promedio en la región es de nueve casos por cada cien mil habitantes.
El estado Mérida, en Venezuela, es la región del país con mayores cifras de suicidios, los cuales tienen una repercusión importante desde los años 60.
Ante esta situación un grupo de psicólogos merideños, integrantes de la Universidad de Los Andes (ULA), han presentado una serie de planes para enfrentar los suicidios que se presentan en Mérida.
Dalia Rodríguez Corvo, psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la ULA, indicó que desde el año iniciaron una campaña, en conjunto con la legisladora Fabiana Santamaría, la cual llamaron Vive la Vida.
Se han realizado actividades de prevención, actividades que en estos casos deben presentar resultados a largo plazo, estos van orientados a la detección temprana del suicidio, por lo que han hecho reuniones con diferentes organizaciones con tal fin.
Indicó que se necesita un respaldo importante para reducir los índices de suicidio en Mérida, los cuales tienen décadas de ser los más altos del país.
Reveló que hasta ahora, no se tiene claro porque Mérida tiene esta característica de alto índice de suicidio, a diferencia del resto del país, por ello se mantienen las investigaciones para determinar la causa de este problema.
Señaló que el mayor número de muertes se da por envenenamiento, luego por ahorcamiento, después por precipitación (lanzarse desde el viaducto o edificio) siendo el grupo de hombres entre 30 y 48 años quienes en su mayoría toman la determinación de quitarse la vida.
Destaca que estos hechos son más frecuentes en las zonas rurales, siendo más llamativo para la difusión de estos sucesos, quienes se arrojan al vacío desde el viaducto.
Adicional a esto, señala que las mujeres tienen el mayor índice de intentos sin éxito de suicidios, de los cuales se tienen varias estadísticas.
Parte de las propuestas es limitar los accesos a las formas de suicidio, como un medio físico para reducir los índices, pero no es suficientes para frenar esta tendencia.