El burgomaestre de Campo Elías Ing Simón Figueroa habla de una gran remembranza
del Padre Jhon expresó, que desde el año 2012 en una bella y conmovedora
misa celebrada en el colegio nuestra Señora de Fátima, en compañía de mi
esposa Lourdes y mi hijo Arnaldo, acompañamos a nuestra pequeña niña María
Valentina a ese acto de fe y ahí tuve la oportunidad de conocer a un hombre
maravilloso, ese hombre era el sacerdote que ofició la misa que con mucha fe y
humildad llegó a mi corazón.
En el 2014 me designaron presidente de Tromerca y consolidamos una amistad
sincera y duradera, cada vez que teníamos un evento en la que era propicia la
celebración de una misa de acción de gracias, el primero que estaba en la
empresa con nosotros, era nuestro querido sacerdote.
El 2 de julio mi madre sufre un infarto y muere
en esta ciudad y fue trasladada a la ciudad de Caracas para darle
cristiana sepultura, el día siguiente nos encontrábamos en la funeraria y cuál
fue mi sorpresa, sentí la mano amiga en mi hombro y cuando miré hacia atrás ahí
estaba ese sacerdote, mi hermano y amigo *JHON GONZALEZ*.
Recuerdo que un día fui y me dijo Don
Simón, acompáñame, así lo hice y llegamos a la iglesia ubicada en la comunidad
Carlos Sánchez, entramos, buscó la imagen de San Miguel Febres Cordero que
media aproximadamente 30 centímetros y dijo: don Simón yo quisiera tener una
imagen con el tamaño natural de Miguel Febres Cordero, ahí culminó nuestra
conversación.
Ese mismo día comencé averiguar sobre la vida de San Miguel Febres
Cordero, leí sobre su historia y al día siguiente llamé al escultor Manuel
Suescun, lo contraté para que hiciera la imagen del santo, rápidamente al
mes el escultor me entregó la efigie con su tamaño real.
Posteriormente, fijé la fecha para el 14 de octubre siguiente,
justamente cuando se cumplían los 26 años de haber sido elevada a parroquia
eclesiástica San Miguel Febres Cordero, en la que entregaría esa hermosa imagen
a la iglesia y al amigo padre Jhon.
El 13 de octubre cerca del medio día me llama una camarada concejal para
decirme que estaban llegando a la Clínica de la ciudad con el padre Jhon, que
estaba infartado. Salimos de inmediato, nos montamos en la camioneta y
llegamos a la emergencia en algunos minutos y ahí, sobre la camilla
estaba mi hermano y amigo, el párroco del pueblo... muerto, no lo podía creer.
La noche anterior, 12 de octubre, me había enviado un mensaje de voz a mi
teléfono celular dándonos la bendición, a mí y a nuestra familia, eso
nunca lo había hecho entiendo que fue la despedida, pero también me dijo que
tranquilo que todo iba a salir bien, que seguiría en la alcaldía.
Concluyó Figueroa, El párroco de los ejidenses siempre seguirá presente en
nuestro pueblo, pero fundamentalmente en nuestros corazones. /Prensa AMCE