OVV Mérida
El Informe Semestral Regional de Violencia 2021 del Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), fue presentado ante los medios de comunicación de la región, para dar cuenta del comportamiento de los delitos de violencia interpersonal registrados en el estado durante el primer semestre de 2021. Este estudio tuvo como propósito contribuir al conocimiento y análisis de la violencia ocurrida en la entidad, para lo cual se generó información confiable y fundamentada que permite identificar factores y condiciones que han originado e incrementado esa violencia. Las cifras que se interpretan y analizan se derivan del monitoreo de noticias relacionadas con hechos de violencia interpersonal provenientes de diferentes fuentes de información, fundamentalmente de los medios de comunicación de la región merideña.
Los datos obtenidos durante el primer semestre de 2021, indican que se registraron 113 delitos de violencia interpersonal, es decir, 41 casos más que en el mismo lapso equivalente del año pasado entre enero y junio, lo que representa 71% de aumento. Entre tanto, el número de víctimas de estos delitos ascendió en 43,4%, es decir pasó de 99 a 142.
Más en detalle, dentro de esa globalidad de delitos registrados (113), los homicidios con 30%, las agresiones 25% y los robos 19% fueron los delitos que mostraron los mayores porcentajes de ocurrencia. Luego le siguen las violaciones sexuales con 11%, para concentrar estos cuatro delitos 85% del total registrado, mientras que el 15% restante, en el siguiente orden de importancia, estuvo conformado por otras agresiones sexuales, amenazas de muerte, secuestros, tentativas de homicidios, coacción y amenaza de agresión.
El incremento en la ocurrencia de delitos de violencia interpersonal puede encontrar su explicación mediante varias hipótesis descritas en el informe del OVV Mérida. Una de ellas es el aumento de la cifra general de delitos específicos, sobre todo robos, agresiones y violaciones sexuales. Una segunda hipótesis tiene que ver con la vuelta a la “normalidad” de la población y la posibilidad de los medios de recabar mayor información sobre estos hechos. A todo lo anterior se agrega, que durante el primer semestre de 2020, debido al confinamiento de la población a la delincuencia no le fue factible cometer delitos.
Una tercera hipótesis manejada por el equipo de investigación, es que en 2021 se amplió el espectro en cuanto a fuentes de información para el OVV Mérida. Hasta diciembre de 2020 solo se monitoreaban dos medios de la región, mientras que en la actualidad se le han sumado otros portales informativos que cubren otras zonas del estado Mérida, además de las redes sociales.
Otra explicación -según el documento- podría ser el resultado de la combinación de las tres hipótesis o de la combinación particular de algunas de ellas. No obstante, se presume que ésta es solo una proporción de los delitos que ocurren y que logran ser conocidos por la ciudadanía. “De tal manera que es muy probable que otros hechos de violencia interpersonal permanezcan ocultos, los que son padecidos por las víctimas que no presentan las denuncias ni logran protección o justicia en esas situaciones”. Agrega el documento.
Al comparar las cifras del primer semestre de 2020 con las del 2021, algunos delitos destacan con ciertas tendencias. Se aprecia una disminución en el número de homicidios (-3%) y tentativa de homicidios (-75%), mientras los robos aumentaron 100%, las violaciones sexuales 140%, agresiones 75% y las amenazas de muerte 20%. Desde el 2018 se ha identificado en Mérida una propensión continua en el descenso de los casos de homicidio y tentativa de homicidios, sobre todo aquellos ocasionados por la delincuencia común o pandillas. No así, en el caso de los robos, agresiones y violación sexual, los cuales mostraron un preocupante aumento en sus ocurrencias.
Cifras que aumentaron
Como se observa en las mediciones, los delitos que tienen un claro incremento son los robos, violaciones sexuales y agresiones. En el caso de los robos a personas, el informe revela que este delito ha experimentado un aumento por el orden de 100% al comparar el primer semestre de 2020 y 2021. “Entre enero y junio de 2021 se han reseñado en los medios 22 robos a personas, 11 casos más que en el primer semestre equivalente de 2020, lo que permite avizorar una aparente tendencia importante de aumento de este delito para finales de año. Incluso, este incremento se aprecia desde el segundo semestre del año pasado, lo que queda en evidencia al visualizar y comparar las cifras de los dos semestres del año pasado. Entre enero-junio se registraron en prensa 11 robos (13% del total de delitos de violencia interpersonal asentados para ese lapso), mientras que, entre julio-diciembre de ese año, se identificaron 22, es decir 20% sobre el total de delitos”. Se describe en el documento.
Acerca de las hipótesis en torno al incremento de este tipo de delitos, el equipo del OVV Mérida considera varias alternativas. En primer lugar -señala el informe- el incremento de los robos en la entidad, en buena parte, es probable que se deba a los efectos de la crisis que afecta a Venezuela y por supuesto a la entidad andina. “Los delincuentes optan por arriesgarse en procura de una fuente de ingreso que permita “garantizarles” bienes materiales para su sobrevivencia, no necesariamente en todos los casos esenciales”.
De acuerdo al balance del semestre del 2021, se observó una tendencia clara al incremento de robos de celulares en las calles. En los medios se han logrado identificar al menos 12 bandas dedicadas a este tipo de delito, en lo que va de año. Lo que plantea como hipótesis explicativa, el surgimiento de nuevas bandas dedicadas al robo de celulares o la especialización de algunas de las ya existentes en robar este tipo de dispositivos. “Esta situación viene concatenada con la profundización de la crisis que impera en el país y la reactivación evidente desde finales de 2019 de la mayor oferta y demanda de equipos móviles de nuevas generaciones o llamados teléfonos inteligentes. Igualmente entre mayo y junio, además de celulares, los medios reseñaron noticias de robos de prendas de oro, billeteras y divisas”. Explica el documento.
Las agresiones, de igual modo, exhibieron una subida de 75% al comparar los semestres en cuestión. Para el equipo del OVV Mérida, esto podría encontrar su explicación en la superposición de la crisis, la pandemia y la cuarentena, combinación negativa que ha llevado a que se incremente la violencia intrafamiliar o doméstica, y dentro de esta, particularmente la violencia contra niños, niñas y adolescentes, además de la violencia de género.
En ese sentido, se conoció información sobre 25 víctimas femeninas en relación a su edad, donde 32% eran niñas menores de 11 años al momento de haberse consumado el delito. Continúan las adolescentes (12-17 años) y mujeres adultas-jóvenes (25-29 años) con 20% en cada categoría, mientras que el grupo de las adultas (30-64 años) y las jóvenes (18-24 años) resultaron ser las que mostraron los menores valores con 16 y 12%, respectivamente.
Otro dato que se logró registrar, en este particular en 30 víctimas conocidas, fue el de las formas de violencia de género contra las niñas y mujeres. En ese sentido, la agresión física ocupó el primer sitial con 26,7%, en segundo lugar se ubicaron con igual valor (23,3%) las violaciones sexuales y los femicidios (7 casos identificados). Le siguen los actos lascivos (16,7%), acoso sexual (6,7%) y amenaza de muerte (3,3%).
En la mayoría de los casos
(78,9%) el victimario se encontraba en edades adultas entre los 30 y 64 años, y
en 50% de los casos, las parejas o exparejas, figuraron como los principales responsables de delitos. Le
continúa personas conocidas (23,1%) y desconocidas (15,4%), y en menor medida,
padres o padrastros, vecinos y otros familiares, estos tres últimos sumaron en
conjunto 11,4%.
Desde el OVV Mérida en reiteradas ocasiones se ha mostrado preocupación por los delitos relacionados con violaciones sexuales, las cuales se incrementaron en este primer semestre en 140%. Sobre este aspecto el equipo de investigación entrevistó a Mariana Sánchez, médico psiquiatra del Programa de Salud Mental y Adicciones de Corposalud Mérida, la cual señaló como hipótesis que la existencia de familias disfuncionales, con un agresor dentro del hogar, que en su mayoría son parejas, ex parejas u otro pariente consanguíneo; es probable que haya generado escenarios propicios para la ocurrencia de hechos de este tipo. A estas circunstancias -según la especialista- se ha sumado el confinamiento por la pandemia lo que deriva en una pésima combinación.
Sánchez es de las que piensa que estos actos violentos, muy probablemente, ya venían sucediendo. Sin embargo -dijo- el hecho que exista confinamiento, hace que el agresor esté más en contacto con la víctima o víctimas. “Es decir, si la violencia o el abuso ocurría de forma ocasional contra niñas y mujeres, éstas, antes de la pandemia, estaban mucho más tiempo fuera del hogar, bien sea estudiando o trabajando, igualmente los hombres también permanecían más tiempo fuera de casa en diferentes actividades. En estos tiempos han existido más oportunidades para que los hechos ocurran”, dijo.
Cifras que descendieron
Con respecto al descenso en el número de homicidios y tentativa de homicidios, el OVV Mérida tiene algunas consideraciones donde se destacan diferentes factores. Un primer factor tiene que ver con que quizás un número dado de presuntos delincuentes, sobre todo quienes cometían homicidios y de personas dedicadas a diferentes actos fuera de la ley, han decidido migrar a otros países. Igualmente personas honestas, que de seguro son la mayoría, también han tomado la misma decisión, lo que disminuye el número de individuos que podrían ser potenciales víctimas de delitos de violencia, así como de potenciales victimarios, los cuales estarían entre los 15 y 40 años que es la franja modal etaria donde se concentra el grueso de los migrantes, según los estudios sobre el tema.
Un segundo factor manejado por el equipo de investigación, que probablemente haya contribuido con el descenso de los homicidios en el estado, son las muertes de presuntos delincuentes a manos de funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado por resistirse a ser aprehendidos (Resistencia a la autoridad). “Entonces, se plantea que en la actualidad ocurren menos homicidios porque en los últimos años han muerto tantos victimarios -que cometían homicidios por robos, ajuste de cuentas, venganza, sicariatos, entre otros móviles- en enfrentamientos con funcionarios de la fuerza pública, que esto ha hecho que disminuya el número potencial de víctimas que en principio eran victimarios”, describe el documento.
Otros factores que se adicionan se refieren a la
desaparición de bandas delincuenciales, que dentro de sus principales delitos
estaban los homicidios, donde posiblemente un cierto número de sus miembros
migraron hacia el extranjero y otros fallecieron en sucesos de resistencia a la
autoridad o por otros móviles tales como ajuste de cuentas, venganzas o por
sicariatos; así como también se destaca en el informe que otro buen número de
bandas han sido desmanteladas por organismos de seguridad del Estado. Un último
factor es la posibilidad de que estos individuos pasaron a formar parte de las
filas de bandas organizadas que operan en otras entidades del país, donde probablemente
obtengan mejores beneficios o les sea más rentable delinquir con estas
organizaciones.
Hablando de los tipos de violencia
Otro de los aspectos estudiados
en este informe semestral han sido los tipos de violencia. En
este aspecto, en el estudio se señala que, en 2020, se destacaron las de tipo
delincuencial, policial/militar y la intrafamiliar. Durante enero-junio de
2021, aun cuando la delincuencial continúa ocupando el primer puesto,
ésta disminuyó su peso relativo de 29,2 a 27%. La relacionada con el ámbito
intrafamiliar (sobre todo dentro de esta violencia contra NNA y de género) se
ubicó en el segundo puesto con 22% (en 2019 alcanzó un 18,4%, en 2020 el 23,8%),
mientras que la vinculada con la
policial/militar, presentó una baja importante de 23,2 en 2020 a 8,2% en 2021.
Desde dónde viene la violencia
De los 113 delitos de violencia interpersonal registrados durante
enero-junio de 2021, la mayoría (61,7%) tuvo como escenario espacial los
municipios Alberto Adriani con 28%, Libertador 18,7% y Tovar 15,0%. El primero
perteneciente a la zona Panamericana, el segundo al Área Metropolitana de
Mérida y el tercero al Valle del Mocotíes. Le siguen Sucre con 6,5%, Obispo Ramos de Lora 5,6%, Tulio
Febres Cordero 5,6% y Rivas Dávila con 5,6% con valores intermedios. Con
relativos valores bajos a muy bajos de delitos figuran Campo Elías con 3,7%,
Caracciolo, Parra y Olmedo 2,8%, Zea 1,9%, Santos Marquina 0,9%, Andrés Bello
0,9%, Cardenal Quintero 0,9%, Pueblo Llano 0,9%, Miranda 0,9%, Rangel 0,9% y
Antonio Pinto Salinas con 0,9%. En el otro extremo de la lista se encuentran un
conjunto de municipios donde aparentemente no se registraron delitos, son los
casos de Aricagua, Arzobispo Chacón,
Guaraque, Julio César Salas, Justo Briceño y Padre Noguera.
La zona Panamericana persiste como la región donde se registra el mayor
número de delitos (43%), sin embargo, el año pasado concentró el 46,6%, por lo
que aprecia entonces una disminución de la violencia interpersonal en este
territorio. “Es oportuno señalar que en la Panamericana, desde años anteriores,
acontecen un poco más del 50% de los homicidios registrados totales del estado
y de las muertes por resistencia a la autoridad, 54% de las bandas
delincuenciales identificadas en 2020 tenían su centro de operaciones en esa
zona y, además, es la segunda área más poblada del estado (29% de la población
total)”. Resalta el análisis.
El Área Metropolitana de Mérida permanece en el segundo lugar, tal como el
año pasado y en años anteriores. Sucedieron en ese territorio 29,9% de los
delitos cuantificados entre enero-junio 2021. El año pasado la cifra fue más
elevada, es decir, de 35,2%. En este caso en particular el informe resaltó
varias tendencias. Inicialmente los
homicidios exhiben una propensión muy significativa a la disminución, puesto
que en todo el año pasado se registraron 35 de estos delitos en esta zona, no
obstante, durante el primer semestre de 2021, solo se han registrado 2 casos.
Esto lleva a pensar que es probable que puedan estar influyendo los mismos
factores que en la zona Panamericana que han llevado a la reducción de los
homicidios. Segundo, el año pasado se identificaron 27 delitos de agresión,
mientras que durante el primer semestre de 2021 ya van contabilizados 15
(tendencia de aumento a final de año). La tercera apreciación es que los robos
muestran también una tendencia al ascenso, el año pasado se registraron 6
delitos de este tipo, en el primer semestre de 2021 se cuentan 8. Los delitos
de agresión, robos y violación sexual, en ese orden, son los que presentan
mayor peso porcentual en el Área Metropolitana de Mérida durante el primer
semestre de 2021 (81%).
Entre los posibles factores que explican que estas dos regiones, es decir la
Panamericana y el Área Metropolitana, se mantengan como las dos más violentas
de la entidad, es que son las dos áreas más pobladas, ya que concentran más del
80% de la población del estado y son las de mayor dinámica económica. De igual
manera, son los territorios donde
sumados, opera el mayor número de bandas delincuenciales y/o pandillas, además que
acontece en ellas la mayoría de delitos de violencia interpersonal y de muertes
por resistencia a la autoridad.
En la región del Valle del Mocotíes el peso relativo de los delitos alcanzó
23,4% entre enero y junio 2021. El año pasado ese valor fue inferior y se ubicó
en 16,9%. Por un lado, el aumento de delitos por homicidio, robos, agresión,
violación sexual y amenazas de muerte en esta zona, y por otro, la pérdida de
peso en los delitos totales acontecidos en la entidad por las dos regiones
anteriores; serían las razones que llevaron a mostrar una mayor importancia
relativa en los delitos que se asentaron en los municipios del Mocotíes.
La región del Páramo merideño, así como la de los Pueblos del Sur, tal como
en años anteriores, siguen apareciendo como los territorios con menos delitos o
en algunos municipios ausencia aparente de éstos.