*** Durante 9 días, la Congregación para los Obispos reunió a más de un centenar de nuevos obispos de todo el mundo para un taller de formación con el fin de darle herramientas para la nueva misión que se les encomienda en la Iglesia. ***
ESPECIAL ROMA/Prensa Arquidiócesis/Duglas Briceño
Desde el pasado miércoles 05 al jueves 13 de septiembre, se realizó en Roma – Italia, el curso anual para nuevos obispos organizado por la congregación para los obispos de la Santa Sede, al cual asistieron más de un centenar de obispos de diferentes partes del mundo, con la participación también de obispos católicos pero de otros ritos orientales.
El curso tuvo lugar en las instalaciones del Ateneo Regina Apostolorum de la Congregación Legionarios de Cristo, con una dinámica de ponencias o intervenciones por parte de expertos, en especial de Cardenales, obispos y sacerdotes y jornadas de trabajo por grupos pequeños organizados por sus idiomas nativos, así como también se tenían momentos de dialogo para intercambiar experiencias.
El curso está propuesto para dar herramientas necesarias, para la vida pastoral, gerencial, administrativa, entre otras, a los nuevos pastores que les permita un mejor desempeño en su misión y a su vez ayudar a vivir la comunión entre hermanos, y fortalecer su espiritualidad.
Por parte de Venezuela, en esta oportunidad, estuvo representada por Mons. Luis Enrique Rojas Ruiz, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Mérida, quien manifestó que fue una experiencia extraordinaria y enriquecedora la cual contribuye a su formación como pastor “aparte que seamos hombres de Dios, de fe, de espiritualidad, y fortalece mucho esa parte acá con todo lo que se vive, que nosotros seamos gerentes, buenos administradores en nuestras diócesis, no solamente en el aspecto económico y material, sino en todo lo que se nos ha confiado, seminario, clero, todo lo que concierne a fortalecer cada día y a ser buenos pastores, se nos habla mucho de estar cerca de los sacerdotes, de tener una administración muy limpia y pulcra en todos los aspectos”.
Durante el curso también fueron visitados por diferentes jerarcas de la iglesia que los animaron en su comienzo de ministerio episcopal de manera especial para las eucaristías que a diario celebraron. Mons. Kike resaltó que “una de las cosas importantes es entrar en un mundo en el que uno se puede relacionar con iglesias de otros lugares, con obispos de muchas partes del mundo que queda ese contacto una experiencia bonita para seguir ayudándonos y fortaleciéndonos en el plano moral, humano, espiritual, en la parte académica y en todo lo que trae consigo una experiencia como esta”
*La situación de Venezuela un punto presente en esta experiencia*
En varias oportunidades el tema de la situación de Venezuela se hizo presente, motivo por el cual, Mons. Luis Enrique le tocó intervenir ante sus hermanos obispos, lo cual despertó un gran interés del tema y una preocupación entre los presentes, haciendo que las preguntas se hicieran presente y otros se acercaran personalmente a preguntar por la situación y ofrecer su apoyo y cercanía, no solo con la persona del obispo, sino con el pueblo venezolano.
“Una gran experiencia y una gran oportunidad para todos, Venezuela en estos momentos está en la mirada de toda la iglesia universal y de toda la gente incluso no solamente en el curso sino que nos hemos encontrado con hermanos de otros países en las calles y cuando saben que somos de Venezuela pues nos dicen expresiones como bravo Venezuela, siga adelante, nos dicen alguna frase del himno nacional, y eso lo pude sentir tanto en el curso como en la calle”.
*Encuentro con el Santo Padre*
Durante estos encuentro anuales, es costumbre que el Santo Padre reciba a los nuevos obispos y le saliente en esta misión que les ha sido encomendada, en esta oportunidad fue el día de la clausura del curso, el pasado jueves luego de celebrar la eucaristía en la Basílica de San Pedro, fueron recibidos por el Papa Francisco y los prefectos de algunas congregaciones “el jueves hubo una clausura bellísima con la visita que hicimos al Santo Padre, y allí tuve la oportunidad de pedirle al Santo Padre en el momento que me correspondió pasar, decirle que en el bolsillo de mi sotana yo llevaba una bandera de Venezuela y que yo quería que me la bendijera porque esa era la bandera que yo utilizaba en la misa por la libertad, que la llevaba siempre conmigo en todos los eventos en Venezuela donde siempre hacemos oración, peregrinación y misa, y le pedí que me la bendijera y el Santo Padre sácala de tu bolsillo, me la bendijo y me dijo sigue acompañando a la gente en tu país, eso pues me lo llevo en el corazón y en la mente y forma parte de esa misión que he venido cumpliendo pero que ahora con mayor fuerza”, comentó Mons. Rojas.